Lote #849 / Total de lotes 59
PERIODICO. “El Censor”
Conjunto de 13 números correlativos. Del n° 146 (sábado 4 de julio de 1818) al n° 158 (sábado 26 de septiembre de 1818). Buenos-Ayres, Imprenta de los Expósitos, 1818. Ocho páginas cada número. Número 146: “Se sabe que es muy difícil, sino imposible, descubrir la verdad por medio de la historia: y aprender la historia del tiempo presente por medio de los periódicos es una empresa no menos difícil. Sin embargo, referiremos lo que contienen de más importancia estos documentos falibles e inciertos… Las tropas al mando de Bolívar fueron derrotadas delante de Calabozo por el general Morillo… El general Piar era un mulato, natural de Curazao; intentó deponer del mando a Bolívar; por eso fue acusado de deserción y decapitado…”. Número 147: “... la incomodidad que actualmente se nota en las calles de esta ciudad… la incomunicación y aislamiento que causan el lodo y los pantanos situados en el centro de la ciudad… no pueden las gentes transitar sin enlodarse… No debo olvidar la falta de luz que se observa todas las noches: anochece a las 5 o 5 ½ y no aparecen encendidos los faroles hasta las 7; estos en muchas calles se apagan a las diez o diez y media, hora en que cada uno se recoge a su casa, y en que se ve precisado a caminar a la ventura, y enterrarse, a pesar del mayor cuidado, por la falta de luces, que paga y no existen…”. Número 148: “... Deben tomarse precauciones contra el descuido del pueblo que hace se difunda el hedor de las substancias inmundas. Este suele ser muy perceptible e incómodo en esta capital, principalmente en los días calorosos. Es necesario, es de necesidad absoluta, remover del centro de la ciudad los cementerios; e impedir que se pudran en los arrabales, y aún en las calles, y en la orilla del río. los cadáveres de perros, caballos, &c… Aun prescindiendo del riesgo de la salud, es muy poca delicadeza ofrecer a la vista objetos tan feos y asquerosos, y que los que buscan un ayre más puro, lo respiren cargados de gases destructores y miasmas podridos… Es también un objeto digno de cuidado los alimentos y vinos que se usan, v.gr. el pan debe estar bien cocido, las frutas bien maduras, los vinos (artículo que se falsifica tan frecuentemente, y a veces con substancias venenosas) deben examinarse. Ni en la ciudad, ni en aldeas, deben permitirse esos semilleros de fiebres pútridas (que son) los pantanos o charcos de aguas corrompidas… las enfermedades que se originan de los vapores pestilentes que se elevan del lodo corrompido…”.
Título |
PERIODICO. “El Censor” |
Conjunto de 13 números correlativos. Del n° 146 (sábado 4 de julio de 1818) al n° 158 (sábado 26 de septiembre de 1818). Buenos-Ayres, Imprenta de los Expósitos, 1818. Ocho páginas cada número. Número 146: “Se sabe que es muy difícil, sino imposible, descubrir la verdad por medio de la historia: y aprender la historia del tiempo presente por medio de los periódicos es una empresa no menos difícil. Sin embargo, referiremos lo que contienen de más importancia estos documentos falibles e inciertos… Las tropas al mando de Bolívar fueron derrotadas delante de Calabozo por el general Morillo… El general Piar era un mulato, natural de Curazao; intentó deponer del mando a Bolívar; por eso fue acusado de deserción y decapitado…”. Número 147: “... la incomodidad que actualmente se nota en las calles de esta ciudad… la incomunicación y aislamiento que causan el lodo y los pantanos situados en el centro de la ciudad… no pueden las gentes transitar sin enlodarse… No debo olvidar la falta de luz que se observa todas las noches: anochece a las 5 o 5 ½ y no aparecen encendidos los faroles hasta las 7; estos en muchas calles se apagan a las diez o diez y media, hora en que cada uno se recoge a su casa, y en que se ve precisado a caminar a la ventura, y enterrarse, a pesar del mayor cuidado, por la falta de luces, que paga y no existen…”. Número 148: “... Deben tomarse precauciones contra el descuido del pueblo que hace se difunda el hedor de las substancias inmundas. Este suele ser muy perceptible e incómodo en esta capital, principalmente en los días calorosos. Es necesario, es de necesidad absoluta, remover del centro de la ciudad los cementerios; e impedir que se pudran en los arrabales, y aún en las calles, y en la orilla del río. los cadáveres de perros, caballos, &c… Aun prescindiendo del riesgo de la salud, es muy poca delicadeza ofrecer a la vista objetos tan feos y asquerosos, y que los que buscan un ayre más puro, lo respiren cargados de gases destructores y miasmas podridos… Es también un objeto digno de cuidado los alimentos y vinos que se usan, v.gr. el pan debe estar bien cocido, las frutas bien maduras, los vinos (artículo que se falsifica tan frecuentemente, y a veces con substancias venenosas) deben examinarse. Ni en la ciudad, ni en aldeas, deben permitirse esos semilleros de fiebres pútridas (que son) los pantanos o charcos de aguas corrompidas… las enfermedades que se originan de los vapores pestilentes que se elevan del lodo corrompido…”.
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PERIODICO. “El Censor” |